domingo, 20 de noviembre de 2011

Verso acabado, punto.

Sabes que tu vida se desmorona cuando es la segunda noche consecutiva en la que te vas a la cama con los ojos húmedos y demasiadas cosas en la cabeza, cuando no encuentras los motivos para seguir sonriendo, pero sin embargo lo haces, a fin de cuentas has estado acostumbrada a fingir estar bien toda tú vida.
Y ves cómo te tratan aquellos que saben más cosas de ti que muy poca gente, te tortura saber que así es la realidad... Todo el mundo acaba utilizando tus secretos, las cosas que te duelen sobre todo, para conseguir llevarte al límite y a ver que pasa. Y este vaso lleva demasiadas gotas juntas, una mezcla demasiado agridulce y con exceso de componentes, es demasiado grande por lo que nuuuuunca, jamás se desborda, o eso creía yo. Pero cuando mezclas demasiadas cosas, vinagre y bicarbonato, coca cola y mentos, pólvora con fuego... pues pasa lo que pasa, que el vaso inmenso se desborda y se acaba rompiendo.
Y para qué engañarte más pequeña... Llevas diecisiete años, tu vida entera, conociendo gente y acostumbrándote a caras nuevas, demasiado tiempo depositando confianza en quien no da un paso por ti, pero nunca te das cuenta. Estás ciego, hasta que un hipotético coche te atropella y nadie hace nada para salvarte (metafóricamente hablando, todavía no me ha pillado ninguno de verdad). Y en ese momento ves en que has fallado, aprendes a mirar antes de cruzar cincuenta veces y vas de la mano de mamá sin separarte por si acaso. O en teoría así debiera ser... Cómo ya os he dicho muchas veces nunca aprendo, y últimamente llevo un tiempo cometiendo los mismos errores con las mismas personas, las que más daño me han hecho pero sin saber porqué a las que nunca dejo de hablar. Y sí, hoy las lágrimas que corrían calle arriba no eran de cocodrilo, no soy como otras, lo siento mucho. Y esas lágrimas, y las palabras que las han precedido han colmado mi tanque lleno de sustancias e historias acumuladas. El tanque estaba un poquito resquebrajado, pero aguantaba... hasta hoy.
Se acabó, hoy sí que sí, me voy a prometer lo que tanto tiempo llevo prometiendo. Se acabó el ser idiota. No me gusta, duele demasiado. Os habréis podido reír de mi lo que habéis querido y más, de mi cambiante e histérica risa, de mi infantilidad excesiva en momentos apropiados, de que esté como una foca o de que no vaya a llegar a nada en esta vida. Pero se acabó, el tiempo que tengo por delante es infinito, y tarde o temprano llegaré a ser alguien, con una sonrisa que no esté rota, con gente que nunca falle y sin motivos que os hagan reír. Conocéis a una Principita. que peca de buena y confiada, ¿no? Pues gracias a vosotros se ha hartado.

 Va a vivir su sueño de papel, desaprendiendo a sonreír sin ganas y aprendiendo a no llorar jamás.




 Prepárate a vivir un sueño de papel. Pequeña Principita. Hoy sólo escribes .
Serás un tipo original; te enseñaré a sentir  Lo que te haré cantar. Todo para ti.




 Se venden canciones, se compra popularidad. Trafican emociones para después televisar. Y mi alma quiere llorar.


















Marioneta... ¡qué sola estás!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Te ha gustado?



Compártelo ^^