miércoles, 15 de febrero de 2012

Cuando ríe el mundo entero me da igual.

Que yo sé que la sonrisa que se dibuja en mi cara tiene que ver con la brisa que abanica tu mirada.

O no, yo qué sé. Soy como el señor aquel que decía: ''Solo sé que no sé nada''. Porque sinceramente, así se vive mejor. Con el día a día, las sorpresas que se suceden, que llegan de repente, sin que te las esperes, y te dibujan una increíble felicidad que se va afianzando y no hay quién la eche.

Últimamente estoy feliz, sí, sí, después de tanto pesimismo he asumido que la vida hay que vivirla, no soñarla ni planificarla. Porque si nos pasamos así año tras año, nunca podremos disfrutar de ella. No hay nada escrito, y cuando menos lo esperas puede llegar el golpe que cambie todos tus planes... y entonces ¿qué harás? Porque cuando tienes todo demasiado cuadriculado y te tuercen la escuadra, estás realmente jodido. (Discúlpeseme tan soez vocablo)

Todo se disfruta mejor cuando además de hacerte feliz, las cosas, te sorprenden, porque es lo que tiene, lo inesperado nos anima aún más. Un libro, una canción, una sonrisa, una llamada, unas frases recibidas que te alegran el día, un mensaje, una mirada... Un mundo. Porque cada persona es un pequeño universo que investigar, necesita una nave espacial, especial y específica. Un combustible alimentado por sonrisas.

Porque por muy diferentes que sean los universos, la palabra sonrisa es universal (valga la redundancia).

Y tantos universos me están alimentando con su propio combustible, mi energía favorita que es totalmente ecológica y renovable. Porque las sonrisas, por muy rotas que estén, jamás deben desaparecer.

Hay muchos tipos de belleza, sonreír rige todos los criterios. Ser feliz, sin duda, otro.

No es momento de juzgarnos, sino de vivir. VIVIR, VIVIR, VIVIR.

Sea pensando en su sonrisa o en sus palabras, en el abrazo de un amigo, o en que eres quien quieres ser. Porque como habré dicho muchas veces, sino eres feliz no eres tú.

Acabo de terminar ''Las ardillas de Central Park están tristes los lunes'' de Katherine Pancol, me ha asdfghado *-* muchísimo, una trilogía genial, que engancha, aunque algunas escenas resulten ligeramente casadas. Y tanto amor con final feliz e inesperado (aunque buscado, ¿por qué negarlo?) Quiero decir, que asumes ''tiene que terminar así y punto'', pero viendo tantos obstáculos te cuesta tener fe en ello. Me encanta esa sensación tras terminar un libro, esa paz y la sonrisa de haber vivido experiencias inolvidables con los personajes, haber sufrido, enamorado, llorado, crecido con ellos... Es inigualable a cualquier otra sensación, por mucho hater de la lectura que me encuentre jamás cambiaré de opinión. Y nada a ver si encuentro pronto un Gary que me convierta en su Hortense :) O no, me conformo con ser tan valiente y fuerte como ella, que enamorarse, ya habrá tiempo después. Esta trilogía es de esas que te dan fuerzas, que te enseñan que en la vida te encontrarás solo muchas veces y que solo dependerá de ti el salir adelante.
Porque, pequeños, podemos dudar de quien queramos, pero en cuanto nos cuestionemos a nosotros mismos, estamos perdidos.



There’s so many moments you could share with anyone, someone, and you feel like that moment would just last forever, when it’s only a night, it’s only a moment.
















If you make a promise to yourself, 
you have to keep it, no matter what.

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