viernes, 27 de diciembre de 2013

Sin noticias de Andrea.

Volver la vista atrás y ver que no eres nada de lo que te caracterizaba hace tres años, no queda inocencia, ni timidez, ya no eres la chica que no sabía ser borde, ni la que no se enfadaba jamás. Y no sé si es que acumular años acumula daños también, o algo así.
Tengo diecinueve años, nunca he estado enamorada, y no creo que pueda estarlo. No sé si porque para querer a alguien te tienes que querer mucho a ti mismo primero, o porque cada vez confío menos en que la gente fuera de tu familia te quiera desinteresadamente, (well, es tu familia, se supone que tienen que hacerlo) (and well, también hay un par de amigos muy buenos, que en el fondo se acaban considerando casi familia); y luego ves esas parejas, no no, no las de la tele, las que te encuentras por la calle, las que conoces, las de ancianitos que sabes que harían cualquier cosa por la otra persona, y te preguntas por qué el resto del mundo sí. Y claro, te das cuenta de que quizás la rara eres tú, que jamás serás capaz de querer a alguien (excepto quizás a tus futuros gatos). Y bueno, en realidad no es que me preocupe esa posibilidad de no encontrar nunca a nadie que me quiera; lo que me preocupa es no encontrar nunca nadie a quien querer, no saber lo que se siente, y sentir cada vez menos.
Joder, a veces me gustaría tener en mi cabeza a la Andrea que era, tiene que estar en alguna parte. En la Andd de hoy hay demasiados malos rollos que cada vez me gustan menos. Quiero un poco de esa inocencia, de esa confianza en el mundo, de esa timidez, incluso un poco de esa persona a la que no le disgustaba la gente, ni le incomodaba el contacto con otras personas. A veces incluso quiero un abrazo. Pero Andd y Andrea guardamos el secreto.
¿Dónde estás, chica en su primer año de instituto?
Te necesito, te echo de menos, sin ti me va mejor, pero a veces estoy peor.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Adiós sonrisas rotas. O no.

Do you ever feel like a plastic bag?
Pues yo sí, y cada día más. Como cuando no encajas y ya no sabes cómo girarte para encontrar a qué puto puzzle perteneces. Y es que en realidad nunca lo has hecho. Y ya vamos a cumplir tres años de estar aquí, y ya toca dejar de ser la chica de la sonrisa rota, por lo menos ortodoncísticamente, porque a partir de este sábado todas las sonrisas rotas que me quedan no van a depender de unos hierros más o menos efectivos.
Quizás el problema esté en mi cabeza y tenga que asumir que será así siempre, que el único sentimiento que tengo desde hace mucho tiempo es el de necesitar desaparecer. El de "me quiero ir de aquí, sin que nadie lo note, despacito". Quizás solo necesite empezar de cero. Pero qué narices. El problema está en mí, en mi cerebro y en mis sonrisas rotas. En haber creado una maldita armadura que no me deja sentir, en rechazar todo tipo de cariño y contacto humano, en repeler al resto del mundo. El problema está en no creer que se pueda querer a alguien, pero qué coño, si no te quieres a ti mismo, cómo narices vas a creer que puedes querer a alguien. Pero bueno, al menos conseguimos sacar sonrisas a la gente cuando lo necesita. It's something.
Pero aquí seguimos, contando "sentimientos" a una página que (gracias a dios) poca gente lee, estando rodeada de personas, y sabiendo solo desahogarme en mi rinconcico de internet.
Y aquí seguimos, con más ganas que nunca de decir un par de  "cómemela de canto"'s bien dichos. Y con ganas.
A pastar (proyectar).
Nanit.

¿Te ha gustado?



Compártelo ^^