viernes, 29 de marzo de 2013

La belleza de las cosas inconexas

Deja que se rían, déjales pavonear. El arroz se les pasó hace tanto tiempo, qué más da .Que te juzgen sin parar, que critiquen como fieras, déjales que se entretengan porque no tienen nada más.Ni te molestes en hacerles de rabiar. Ellos no podrán jamás probar la pócima esencial, VIVIR LA FIESTA UNIVERSAL.

El otro día pasó una de estas casualidades inesperadas que te sorprenden y amenizan el autobús de regreso a Valladolid. Me encontré a un viejo conocido que se convirtió en mi compañero de desvaríos y kilómetros hacia la tortura de la rutina. Hacía tiempo que no mantenía una conversación tan interesante con alguien tan poco conocido, no sé, música, libros, un poco de todo, el hoy, el ayer, la universidad... un poco de todo (hasta de pokemon hablamos), pero no sé, una extraña confianza que aportaba seguridad, no sé, una inesperada cordialidad. ¿Y sabéis lo más sorprendente de todo? Que hacía algo así como siglos que no encontraba motivación para escribir, nadie que dijese "no dejes de escribir, haz aquello que te guste", no sé, hacía mucho que no explicaba a nadie mis motivos para dejar atrás unos puentes y construir unos totalmente diferentes. Como si necesitara contárselos a alguien para recordármelos a mí misma y así darme cuenta de que sigo convencida de ellos, me alegro de aquel día haber marcado la casilla de Arquitectura, aunque añore tener tiempo de cerrar los ojos, abrir la imaginación, y dejar correr ríos de tinta a mi antojo. 
A lo largo del tiempo que llevo sin escribir nuevas historias se me han ocurrido unos cuantos breves argumentos que probablemente me darían bastante juego, y he decidido eso, jugar con ellos cual titiritero con sus marionetas. A fin de cuentas en mi imaginación mando yo.
Bueno, en mi imaginación y en mi vida. Me siento bien y mal, alegre y desmotivada a la vez, indiferente ante cada vez gente más común y sorprendida ante cada vez menos gente "rara"... Me decepciono en demasiadas ocasiones, me pregunto que habré hecho mal cuando no entiendo lo que pasa, y me preguntó que no habré hecho de manera catastrófica para que a veces asome un rayito de sol en la tormenta. Me escondo tras un acantilado difícilmente salvable, y no dejo que los puentes me conecten con mundos extraños que me puedan hundir. He ido evolucionando hasta alcanzar un estado de independencia e indiferencia... No sé, cuando oigo a alguien preocuparse por lo que puedan pensar los demás sobre sus actos o palabras me disgusta bastante. 
Yo no seré una experta en amor propio, autoestima por las nubes y esas cosas, pero no creo que nadie tenga derecho a juzgarme y menos aún a creer que me puedan afectar sus opiniones acerca de mí. Para ver mis fallos me valgo solita. Va en contra de mis principios eso de dañar a la gente, por lo que cuando lo hago (que todos lo hacemos aunque no queramos) me gusta que haya alguien con el valor a echarme en cara esa clase de fallos, pero ¿que alguien critique que lleve un vestido o hable con determinada persona? Ese alguien, amigos, va dado, y mucho. Aunque he de admitir que a veces (en pocas ocasiones, en realidad) me preocupe que mi exceso de timidez en determinadas situaciones pueda dar una imagen errónea de mí, y en realidad tampoco es que me "preocupe" en sí, porque mi timidez es fuerte pero se derriba fácil, así que una persona con la que sea tímida durante más de diez minutos... no conseguirá nunca que deje de serlo. 
Escribir a las seis de la mañana me frustra, empiezo a tener sueño y no encuentro las palabras coherentes para escribir algo lógico.
Por lo tanto, dulces sueños (:


Deja que me crezca, me apasiona exagerar. Hoy preciso recrearme en mi pueril vulgaridad. Y desatar la ingenuidad, redimir la complacencia; sortear la decadencia, el despotismo intelectual. Y retornar a la anarquía popular. Que viva el arte menor y el vodevil profesional.








Hoy no pasarán, hoy no pienso claudicar.
 Me cansé de tanto imbécil,
 y he pensado que mejor era empezar a respirar 
y volver a lo normal; 
retornar a la belleza de las cosas inconexas.

lunes, 11 de marzo de 2013

Todos envejecemos, dejamos de molar y morimos.

- Estoy perdida. ¿Eso tiene arreglo?
- No. Sí. Ya se arreglará.
- ¿De veras? Fíjate en ti.
- Gracias. Cuánto más sabes quien eres y lo que quieres, menos te afectan las cosas. 
- Ya. Es que aún no sé lo que quiero ser… ¿Sabes? Quise ser escritora pero odio lo que escribo y… intenté hacer fotos pero eran muy mediocres. Todas las chicas pasan por una fase de fotógrafas… y por querer un poni, ¿sabes? Y haces fotos tontas de tus pies…
- Ya lo averiguarás. No te preocupes por eso, sigue escribiendo.
- Pero es que soy mala.
- Eso es lo bueno.

Alrededor de dos meses sin aparecer por el sitio donde más plenamente soy yo, y lo primero que plasmo es el diálogo robado de una de las últimas películas que he visto. Lost in translation, para quien no le suene. No estoy aquí para hacer una crítica ni valorar sus puntos fuertes, quienes conocéis el sitio sabéis que no suelo hacerlo. Pero no puedo sino halagarla y recomendarla. Últimamente estoy cinéfila ¿sabéis? Algo me dice que veré más películas en este 2013 que en los dieciocho años anteriores. Nunca he sido muy adicta a las pantallas, siempre he preferido el papel, el olor a libros viejos, también a los nuevos, y una buena pluma cargada de tinta. Pero de un tiempo a esta parte me apetece descubrir mi parte fan del cine. No sé, no está nada mal. Nunca he dicho que no me guste, eso que quede claro desde un principio. Pero una historia en dos horas se me hace corta (si una película durase más se me haría larga, lo admito) y por mucho que te pueda hacer pensar y recapacitar, nunca alcanzará la libertad que proporciona un libro (por muchas descripciones que posea) a la hora de dejar volar la imaginación a lo largo de lugares que no existan, personas que jamás conocerás y sentimientos que aún no has vivido. 
Gracias a los libros he sentido lo que se siente cuando te "enamoras" (si eso existe), he experimentado lo que supone vivir en un siglo pasado o futuro, he visitado ciudades a las que solo se llega cerrando los ojos... No creo que un libro alcance a transmitir todo lo que la realidad enmarca, pero he aprendido más con la mayoría de libros que han pasado por mis manos desde hace quince años cuando empecé a descifrarlos, que con gran parte de las personas que he tenido que soportar. 
A lo que iba, que ya sabéis como soy, me dejan plena libertad sobre las letras y no paro, me pierdo y ya se sabe, empiezo hablando de cine y sino abro rápido los ojos, no os dais cuenta y os estoy hablando de mi próximo trabajo de construcción II. 
Así que hoy dejaremos los frikitectismos a un lado y nos centraremos en nada en particular, como siempre.
Trainspotting, El indomable Will Hunting y Lost in translation. Las tres últimas películas que he visto y probablemente de las que más me han dejado pensando después de terminarlas. No sé, tal vez tengáis razón, y el cine no esté nada mal, yo por si acaso voy a empezar a darle más oportunidades, porque sinceramente es una de las tareas que más se compagina con mis tediosas (a veces) entregas. 
Si algo sabéis de mí, (sino, ahora os enteraréis), es que me encanta MUCHO MUCHO, PERO MUCHÍSIMO, coleccionar frases, escenas, diálogos (etcétera) de cualquier cosa que lea, escuche o vea. Es una "manía" que heredé hace muchos años de mi hermana mayor, y la verdad es que se trata de una de mis adicciones preferidas. Adoro estar concentrada en un libro, o película, tal vez una canción, y que de pronto algo se active en mi (pequeño) cerebro, que me diga "eh Andd, eso te gusta particularmente, te identifica con tu pasado o presente, guárdala". Y es que si algo he experimentado al releer libros (algo que suelo hacer con más frecuencia que repetir una película, privilegio reservado a mis preferidas) se trata de que generalmente, no te llaman la atención las mismas (ya no digo escenas) sino frases del libro en particular, está estrechamente ligado al momento en que te encuentras, o a una situación que te haya marcado (sobretodo recientemente). No sé, es algo que me gustaría poder enseñar algún día a alguien y decir, eh, mira, una pequeña parte de mí está encerrada en estas montañas de folios (porque sí, acabo recopilando todo eso a mano). Pienso que si hay manera de comprenderme se esconde entre las canciones que me tienen enganchada en cierto momento, y en las páginas que recopilo. Llamadme rara, pero es mi humilde opinión. 
Así que si os habéis fijado en el diálogo inicial, quizás eso os permita haceros una ligera, ligerísima idea, de qué me ronda la cabecita por lo menos la noche que vi la película. Cuánto más sabes quien eres y lo que quieres, menos te afectan las cosas.  jjSí petardillos, esa es una lección importante que una servidora ha ido asimilando en su vida, no sé... A medida que vas fijándote objetivos y aclarando tus ideas, más te cuesta dejar que algo vaya mal (en la mayoría de las ocasiones).
Y yo que venía aquí esta noche expresamente para hablar un poquito de cine, mil disculpas, pero una vez escrito queda prohibido borrar nada.




P.D.: El título es de trainspotting ;)

And we were lovers, now we can’t be friends. 
Fascination ends

¿Te ha gustado?



Compártelo ^^