domingo, 23 de noviembre de 2014

Bloqueos de Nada.

Tengo un bloqueo, casi un agujero negro,
el proyecto prácticamente a cero
y muchas ganas de llorar.
No sé salir de aquí, ni tampoco recuerdo por dónde he entrado,
solo queda la certeza de que yo ya no quiero jugar.

Maldito y horrible bloqueo, llevo más de tres semanas con sus consecuentes e infinitos croquis y ninguno merece la pena. Y como siempre que esto me sucede, con proyectos o con cualquiera de los otros mil aspectos de mi vida que me dejan noqueada, acabo vomitando líneas cargadas de impotencia en este sitio. ¿Cómo se sigue cuándo olvidas los motivos, el por qué quisiste empezar? Estoy perdida en incontables líneas temblorosas en papeles transparentes arrugados, y ahora es cuando viene el asesinable de turno a decirte eso de "querer es poder", y tú te quedas pensando, pues entonces podría matarte. No, en serio, los imposibles existen, y los bloqueos también. El temor de muchos es un papel en blanco, lo que debería ser el inicio se convierte en un laberinto en el que ni siquiera hay callejones sin salida, no hay nada, no hay destino, ni origen, y hasta las ganas se esfuman con el humo de la vela de vainilla que me acompaña.
Y llegas a ese punto en que se te olvida quién eres y todo lo que querías ser, porque hasta ese verbo pierde el sentido. Nada lo tiene. Y ni siquiera sé dónde se ha escondido esta vez nada y donde ha enterrado sus tesoros arrebatados.
Y Nada se queda con todo.

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