domingo, 19 de octubre de 2014

Cincuenta nadas y muchos ojalás

Llevo años escribiendo aquí lo que no me atrevo a hacer donde debería.
Y mucho más tiempo convenciéndome de que hay cosas que no existen, y sigo sin creer que lo hagan.
Pero me gustaría contarte tantas cosas, muchas más de las que sabes.
Y en el fondo hasta eso lo sepas también y yo esté dándole vueltas a imposibles, qué raro en mí.
Sería genial poder contarte que las personas con las que más tiempo he pasado en los últimos años me han visto contigo, y han confesado que jamás me han visto tan feliz, y les ha gustado. Y mis amigos te aprecian por ello, pero yo más.
Estoy confundida, una mezcla de "sentimientos". De no saber, pero sabiendo.
Sabiendo que estas cosas le salen bien a muchos, pero nunca a mí, que ni las merezco.
Sería un alivio decirte esto, a ti, que siempre me sabes encontrar y también dónde y cómo buscar.
Me quitaría un dolor de cabeza si tuviese el valor de decirte lo mucho que me callo (aunque parezca que no), el valor y la certeza de que puede salir bien.
Pero la única seguridad a la que me aferro es la de saber que las cosas como se encuentran ahora es lo mejor a lo que voy (y vamos) a llegar nunca. Y mi confusión tampoco sabe si siente, padece, o está perdida conmigo.
Y no quiero perder nada, porque sé que esto es inmejorable, y qué cuanta gente quisiese tanta complicidad con sus amigos.
Pero si hasta le estoy cogiendo manía a esa palabra porque no sé si es lo que quiero.
Sé que quiero que no lo sepas, porque no tengo dudas de que solo puede salir mal.
Y me asusta. Mucho. Porque haría todo más imposible de lo que ya pienso, y eso me llevaría a una enorme decadencia viciosa de pensamientos en bucle. De desvaríos, incluso, más retorcidos que este.

Ojalá.
Mucho.



Ni siquiera sé por qué escribo esto aquí, sabiendo que alguien lo puede malinterpretar, o incluso tú captar los sentidos y alejarme.

Yo, que no tengo ni soy nada. Que del montón más grande que encuentres salen otras cincuenta mejores que yo, en cualquier cosa que nos propongas. Yo, que a la vez soy otras cincuenta más que esas en mi cabeza.
Imaginate, cincuenta locas discutiendo sobre todos los temas, sobre lo guapo que estás hoy, y sobre lo que me duele la tripa de no parar de reír. Carcajadas y por qué no alguna mariposa, quizás.
Un gallinero. Para encerrarnos en el manicomio y tenernos años solo con luz solar para olvidar lo mucho que nos gustan las nubes y las tormentas. Y el resto de cosas bonitas que por desgracia poca gente sabe apreciar. 
Todo eso y más cabe bien aplastado bajo ese montón de normalidad. Y al lado hay montones de genios y maravillas.
Quién quiere rebuscar y quedarse con la aguja rota y defectuosa pudiendo dar una palmada y conseguir magia.
Nada, lo que tengo, y lo que soy.

Lo que seré.




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