domingo, 6 de abril de 2014

Piedrecitas.

Y cocotín, y cocotán, vidas ajenas, qué mas da.

Estoy en un lío. Un lío de los grandes. Uno de muchos líos. Con muchas personas.
Y no sé salir. Solo sé que no quiero estar en medio, no necesito más presión en mi vida.
Pero me he dado cuenta de que creo que necesito que alguien me saque de aquí. Jamás en mi vida había necesitado encontrar a una persona como lo estoy necesitando ahora. Pero es todo tan complicado que me asusto, y acabo escondida debajo de la mesa sujetándome las rodillas contra el pecho y queriendo desaparecer, como siempre. Y quizás conozca a la persona que necesito, o quizás no llegue a conocerla nunca. Pero tengo claro que mientras todo me siga dando tanto miedo no voy a salir del agujero.
Y los líos aumentan, y mis rayadas aumentan, y toooodo aumenta, todo menos mi confianza.
Todo el mundo me dice que mi problema es que no tengo confianza en mí misma, una pandilla de Einsteins. Cómo si decirme una obviedad que he sabido toda mi vida fuese a hacer que cambiara de la noche al día. Pero bueno, a veces es más fácil convencer al resto de que eres feliz a ponerte a buscar las causas de que no lo seas. No se me debe de dar mal, lleva casi veinte años funcionando.
Ahora vendrá alguien a llamarme attention whore, otro alguien a recordarme lo poco que valgo y lo mal que me sale todo, y mientras seguiré yo misma tirándome más piedrecitas para ver que por pocas cosas que sepa sentir, hay una que jamás se me olvidará.

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