viernes, 9 de septiembre de 2011

Historias sin importancia, con sólo una perjudicada.

Puedes hacerlo o no hacerlo, pero nunca intentarlos, ¿me entiendes?
Por supuesto que te entiendo petardilla mía :) Pero ambas sabemos que elegiré la opción en la que todos acaban japis y sólo una persona lo pasa mal/medio mal. Sabemos que elegiré el no hacerlo, el callarme, sonreír y hacer como que mis sentimientos sólo existen a la hora de plasmarlos en un papel. Y seguiré detrás de él, buscándole día a día y hablando como si nada pasara, riéndome como una tonta de nuestras tonterías y desvaríos varios, sonriendo como una boba cada vez que le vea o hablemos, o simplemente cada vez que vea de refilón el brillo de sus ojos.

Y aquí sigo, sin saber tan siquiera por qué escribo esto ahora, buscando expresar lo que no me atrevo a decirle a nadie, algo que sólo una persona sabe. Y lo plasmo aquí porque soy así de ingenua e incluso llego a creer que lo leerá, a algunos nos gusta soñar que los imposibles no existen, que todo son sueños dispuestos a volverse reales en cualquier momento.
Cómo si alguien pudiera enamorarse de mi...

Así que como me conozco y sé que ni haré nada por hacerle ver que le quiero ni tampoco trataré de olvidarle os pido perdón de antemano por las pocas entradas que han precedido a esta y las muchas que la seguirán en las que hablaré de lo que a vosotros os parecerá cualquier tontería pero que a mí me ayudará a seguir disimulando otro día más. Por lo menos mis objetivos mejoran y sé de quién huir y en quién depositar mi confianza o mi tonto corazón.




Siempre se produce un momento patético pero agradable en el que pienso que mis sueños pueden hacerse realidad. En ese momento creo en lo imposible.



Tercero, y más importante, no te enamores jamás de los jamases...

(Que luego pasa... lo que pasa)













Sabes bien, cómo soy, que no suelo mentir. 
Siempre que lo hice fue por verte sonreir. 
Llámame, Te quiero escuchar...

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