martes, 26 de noviembre de 2013

Pandas con complejo de minino.

Hoy empezó siendo un lunes con complejo de domingo, ya es martes, y aquí sigo, con una taza de café humeante y un cabreo de la hostia. Suena música, y se me pasa un poco.
Pero qué esperaba, se me olvida aprender, y no aprendo que me olvido cosas.
Y así vamos. Soportando una tras otra, con sonrisa de gilipollas y paciencia, MUCHA paciencia.
Y mira que me gusta tener confianza en algunas cosas, pero por mucho que me esfuerzo en algunas cosas que creo, siempre tiene que haber alguien que lo destruya. Aunque a veces sea yo misma. Aunque muchas otras veces no lo sea.
Por un lado el cabreo.
Por otro, la curiosidad. La curiosidad dicen que mató al gato. Y yo, aunque más panda que minino, también me estoy cavando un agujero (aunque cerebral). Maldita manía de fijarme en rarezas. Y peor aún, puñetera costumbre de que me tengan que gustar.
Y así sigue este lunes que empezó como domingo y ya se ha convertido hace un largo rato en martes. Con más nudos en la garganta de tragar muchas cosas, y cada vez menos cuerda, qué irónico.
Irónico. La palabra que más me describe.
Todo tan irónico.
Y tan random. Como mi cabeza, mi lista de reproducción y, qué narices, en realidad todo lo que me gusta.

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