lunes, 28 de mayo de 2012

La gente no se da cuenta, pero la soledad está subestimada.

La siguiente es una obra de ficción. 
Cualquier parecido con algún personaje vivo o muerto es mera coincidencia.
 Especialmente contigo, Jenny Beckman.         Perra.

[500] days of summer


3:36 de un lunes que promete ser fatídico.
Tras un fin de semana improductivo y con sorpresas llega el momento de asumir que mañana hay examen de matemáticas y no tengo ni idea de nada. Definitivamente, soy una negada.
El final está ya muy cerca, casi puedo tocar la libertad con la punta de mis dedos. Porque tengo unas ganas infinitas de mandar todo a paseo y olvidarme del mundo. Ganas de olvidar las montañas de apuntes, de borrar de la memoria nombres, fechas, fórmulas, leyes y, ¿por qué no? también personas, que eso ya cuesta más porque hacen lo posible por seguir ahí.
Y los cambios son inminentes, hace dos días estuve mirando las primeras residencias universitarias... UNIVERSITARIAS, qué rápido ha pasado el tiempo. Parecía que fue ayer cuando entré por primera vez en mi instituto, con miedo y unas tremendas ganas de ser feliz, siendo una completa desconocida y con tan solo dos caras reconocibles de mi pasado. Y mirando el presente veo que aquel miedo desapareció en seguida, porque me encontré con varias de las mejores personas que he conocido en la vida. Y han sido los dos mejores años de mi adolescencia, probablemente. Tengo recuerdos que jamás se borrarán, inmortalizados con fotos, tengo fechas, viajes, chistes, sonrisas, sueños, movidas, alguna rayada sin importancia, y, sobre todo, lecciones. Porque en esta vida no todo está en los libros, ahí nadie dice que las apariencias engañen, ni que tu espalda es el mejor lugar donde alguien podrá decidir clavar un cuchillo para acordarse de dónde lo pone, tampoco qué hacer cuando ves que hasta quien te parezca una buenísima persona se reirá de ti en cuanto se presente la ocasión. Y recordando los dos últimos años me entran unas increíbles ganas de que llegue ya el dieciséis de junio, el viaje a Italia, donde seguramente encontraré nuevos recuerdos que añadir a mi colección. Antes de eso vendrá la graduación, la segunda de toda mi vida. No será tan ñona ni emotiva como aquella de cuyo discurso fui coartífice, pero sin duda estará acompañada de los mismos o más buenos recuerdos. Porque ha habido cosas y personas que no han merecido ni merecen la pena, desde el primer día hasta el último. Y eso, amigos, es una lección de vida. Pero todas los buenos amigos, las risas y las experiencias vividas consiguen ocultar los manchurrones de tinta que ensombrecen mis memorias.
Después vendrá el verano, la relajación total, espero. Y en él confío que llegarán las buenas noticias de admisión en Arquitectura para el próximo curso.
Llegará el momento en que cumpla los dieciocho, ese día en que por mucho que me guste soñar e imaginar todas las sorpresas que podrían pasar, será uno más de tantos.
Y vendrán las fiestas de este extraño lugar donde vivo, será momento de saltar, bailar, cantar hasta quedar afónicos, de ser felices.
Luego vendrá el momento de salir de aquí, de instalarme en mi nueva ciudad, de enfrentarme al primer día de clase, a infinitas caras desconocidas... Y aquí es donde yo quería llegar. Futuro, no te temo. Porque si en dos años he sido capaz de ser tan feliz con gente cuyos nombres no había oído nombrar con anterioridad, en los cinco próximos no va a ser menos.
Pero basta ya de pensar en el futuro, de imaginar todo lo que pasará y lo que no. Porque no hay mejor modo de allanar su camino que dedicarnos a vivir y disfrutar el presente. A ser felices sin importar lo que pase, a no devolver putadas porque eso sería rebajarse niveles de patetismo repelente, a no dejar que las parafernalias ajenas te afecten, porque tú misma sabes que te dan absolutamente igual.
Es el momento de ser feliz, de salir adelante como has hecho durante casi dieciocho años. Es el momento de cerrar puertas a quien no lo merezca, para que al abrir nuevas no haya corriente y se cierren dando un fuerte portazo. Es el momento de olvidar y pasar de perdonar. Es el momento de ser tú, sin importar lo mucho que se puedan reír los dos o tres gilipollas de turno a los que les importe. Porque, sinceramente, me resulta patética la gente que no tiene nada mejor que hacer que reírse de los demás. Que os jodan y que te jodan. Aquí tienes la entrada que tanto esperabas.
Y bueno, si alguien quiere darse por aludido, el inicio de la entrada es una frase de una gran película. Podéis sustituir el Jenny Beckman por vuestro nombre, y el "perra" por el insulto que más os corresponda, aquí no seré yo quien juzgue a nadie, lo dejo a vuestra libre elección.
Y tras media hora de desvaríos intuyo que me voy a ir a dormir y le van a dar por donde nunca le toca el sol a las matemáticas, a las sorpresas de hoy, y al mundo.
Y bueno que os dejo con la intriga de qué sorpresas hablo, algo que contaré mañana a su_rubita_17 y que considero que a nadie más le importa. Pero vamos, que tienen que ver mucho la imagen que a partir de ahora habrá en mi mente cuando algo suene a "hija de puta", "colipoterra" y demases.
¡Que os peteeeen!
Con amor y muchos smiles.







the moment of truth and the moment to lie
The moment to live and the moment to die
The moment to fight, the moment to fight, 
to fight, to fight, to fight 






A warning to the people, the good and the evil.

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