viernes, 15 de agosto de 2014

Felicidades.

Leyendo las últimas actualizaciones de los tantos blogs que he acumulado en seguidos a lo largo de los años (y que por falta de tiempo o interés) no leo nunca, he visto que felicitaban a Cara Delevigne y resulta que era el mismo día de alguien que fue realmente importante (hasta quizás llegué a llamar vital) durante, algún tiempo. Y fui consciente durante las 24 horas que duró su cumpleaños que era el día que, se supone, teníamos que celebrar que había nacido, y me siento vacía porque no he sido capaz de coger el teléfono para felicitarle, y tampoco he tenido ganas. Y supongo que esto es un poco triste, eso de no tener ganas (no diré ser capaz porque capacidad nos sobra a todos siempre que se ponen un mínimo de ganas), ni tampoco ilusión de escribir cuatro palabras (con lo mucho que te gusta a ti escribir a la gente ñoñadas por mucho que te empeñes en fingir ser una insensible tan a menudo) a la gente que te importa.
Y ya he hablado sobre límites demasiadas veces, y está siendo un Sonorama ideal y fantástico, y debería dejar de lamentarme por cosas que no logré remediar (o me cansé de asegurarme a mí misma que era lo que hacía). Y no lo sé, que cada vez entiendo menos cosas y doy más abrazos y ando más confundida que nunca.
Qué difícil es todo y que "chungo" esto de intentar expresarse después de una "gran noche" y demasiadas mezclas.
Termino con lo de siempre:

                 "Dejadme, que yo me entiendo."

P.D.: Felicidades desde un sitio que jamás leerás, y que sepas te quería, y mucho, y eso no lo consigue cualquiera ni se lo digo a menudo (aunque suela llegar tarde).

No sé qué es más difícil, si dejar ir o asimilar que hemos "conseguido" dejarlo marchar (aunque por momentos nos demos cuenta de que a quién has tenido tan dentro, no se les saca ni con lo que abrimos las botellitas de Ribera).

No sé si el mundo es triste o lo soy yo.
Qué más os da.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Te ha gustado?



Compártelo ^^